Isla Mujeres, 4 de mayo (Infoqroo).- Como un desafortunado accidente que pudo haber sido mucho peor, porque no hubo pérdidas humanas sino materiales, califica Julio César Osorio Magaña el incendio de la semana pasada en Isla Mujeres que afectó a varios restaurantes y negocios de este polo turístico.
En el caso de Miramar, se trata de una empresa familiar 100% isleña, propiedad de Tomasa Concepción Magaña G. Cantón e hijos, entre ellos Osorio Magaña, que comenzaría a operar nuevamente mañana ayuda de unos toldos.
“No tenemos sombra (palapa) porque todo se quemó, pero muchas personas nos aprecian, entre familiares, amigos, autoridades y hasta candidatos de partidos políticos se han acercado ayudarnos y se han sumado a esta tragedia porque muchas familias perdieron su patrimonio”, dijo Osorio Magaña.
“No culpamos a nadie, fue un accidente, todos hemos invertido generalmente en palapas buscando darle un toque caribeño Isla Mujeres pero eso nos ha costado pérdidas por el mismo tipo de construcción, cualquier inversión que hagamos es un peligro latente”.
En el caso de Miramar, dijo que es la tercera vez que sufren pérdidas. La primera fue en el año nuevo de 1984, por un volador que cayó y quemó la palapa; la segunda fue por el huracán Wilma y la tercera el reciente incendio.
“No es muy fácil acceder a construcciones de cemento porque hay que manifestar impacto ambiental, generalmente las autoridades no te lo otorgan, sería necesario que las autoridades entiendan que hay manera de tener construcciones más seguras sin perder el toque caribeño”.
En el caso de Wilma recuerda que esa ocasión el presidente municipal, al tratarse de un fenómeno meteorológico, emitió un decreto para no presentar la manifestación de impacto ambiental y dejó que las personas construyeran con ciertas limitaciones.
“Nosotros invertimos bastante y sabíamos en algún momento podría haber algún accidente, el incendio (de la semana pasada) se generó en Mocambo y fue pasando (de una propiedad a otra), ese día había mucho viento, nosotros estamos casi encimados unos con otros y nos alcanzó el fuego como a los otros empresarios”.
“Aunque estamos afectados económicamente también estamos agradecidos porque no hubo pérdidas humanas, estamos todos juntos, nos vamos a parar de nuevo aunque nos lleve mucho tiempo”.
Dijo que permanecer cerrados no es una opción porque en el caso de Miramar dependen 30 familias de la empresa y le cuesta más de $6000 diarios a la familia.
“Nos vamos a levantar, a lo mejor no nos lleva los 50 años que nos tomó la primera vez; estamos muy agradecidos con nuestros trabajadores porque siguen aquí, cansados y bajo el sol, apenas ayer nos trajeron los toldos”.
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